
Ya entramos en el verano y el sol
alarga los días, los aires acondicionados nos resecan las gargantas , y la playa, esa magnífica playa , que nos fue concedida como regalo retrasado
de Navidad , está ahí mas presente que
nunca , exultante y magnífica , llena de
aquellos que en otras temporadas no se acercan a ella.
Como recorredora de playa que soy,
senderista de riveras de arena ,con el año por montera y sin importarme la
fecha , reconozco en cuanto lo veo al
jubilado que pasea al compás de su perro, a las señoras que disfrutan de la
menopausia ,sin complejos y en zapatillas de andar millas ,con carnes morenas
en cualquier fecha y corazones rebosantes de alegría .También me enfado con el
ciclista que no respeta al peatón ni a su lugar en el mundo, saludo a los
padres que pasean carritos de bebés y a los voluntarios que llevan a los
enfermos a que disfruten de un día de asueto
.
De tantos verlos , semana tras semana y mes tras mes, los
considero como a alguien de la familia, a quien extrañas cuando falta o le preguntas , incluso ,
cuando pasa algún tiempo sin cruzar sus pasos con los tuyos .
Sé asimismo , de aquel que mira ,no a las arenas doradas,
ni a la profundidad azul de la mar en calma , sino a los cuerpos que en marzo o
abril ,blancos como la sal , se desnudan en nuestras playas , porque en sus países de origen no pueden gozar
de la calidez de clima que les brinda el nuestro.
Ese mismo que ahora, con el sol
marcando las horas de mayor calor y las chicas luciendo intrépidas los cuerpos
con lo que les ha regalado la naturaleza ,se esconde tras unas negras gafas de
sol y las páginas de un periódico , que
finge leer, paladeando no las noticias ,
sino los pensamientos que surgen de su calenturienta mente.
Habrá quien diga que no hace mal a
nadie y cierto es, mal mal , no se hace
mas que a él mismo , porque las chicas embutidas en sus monobikinis o con el
cuerpo desnudo regalándoselo al sol , si lo llegan a reconocer como el mirón
que es , solo se reirán a sus anchas,
llamándolo como mucho “viejo verde”,pero él que se retuerce en un deseo que no
puede ser, sí que sufrirá quemándose en su propia salsa de gozos insatisfechos
y encima tendrá la dolorosa y trabajosa tarea de ir aparentando indiferencia y
hastío.
-¡Cómo está la juventud de
ahora!-dirá en voz alta, dejando a un lado el periódico , a quien quiera oírlo
Mas yo creo que el que mira a otro
con curiosidad ,deseo revenido ,falsa modestia, ansiedad , o sin mas , puro morbo ,debería avergonzarse ,
no de mirar, que por los ojos entra la
curiosidad y con ella la esperanza de mejoría y avance de nuestra especie , sino de no mirarse a si mismo, de no pararse a
reflexionar si eso que mira no es su interior caduco y detestable ,si no es mas
bien lo desahuciado que está de su propio ego , roto y anclado en un pasado , en el que la mujer no era mas que el objeto banal
de unos deseos que debían ser complacidos a la fuerza ,de un patriarcado que
debía ser oído y respetado , hasta la saciedad , y de un matrimonio , en el que estaba sometida , como esclava y no como igual.
Terminó querido amigo- le digo yo ,
sin palabras , al pasar por su lado y
escucharlo quejarse de la juventud - mire todo lo que quiera ,porque el tiempo
de arrastrar a la mujer por la coleta y llevársela a la cueva acabó, acabó el
seducir a muchachitas indefensas al amparo de la mayor edad o de la posición
predominante ,y por si no se ha enterado bien ,se lo repito , ya todo eso
terminó ,por eso le reconozco y le desprecio, porque mirar no estará mal, pero
yo lo detesto ,detesto su falsedad y su hipocresía, detesto que mire a los
demás con desprecio y superioridad , cuando
no tiene nada que darnos , ni enseñarnos.
Por eso , los demás pasamos rápido a su
lado , y se queda solo , con sus gafas embusteras y su periódico de
ayer.