miércoles, 24 de marzo de 2010

¿CALLES SEGURAS PARA JUGAR?


Se ha abierto la polémica sobre si nuestros hijos pisan demasiado poco la calle, a la hora de jugar.No puede ser más cierto que muchos de nuestros niños, los de nuestra familia y los de nuestro entorno, prefieren una buena tarde pegados al televisor, enganchado a la consola, con el último video juego, que cualquier otra cosa, y que nosotros, ciertamente, nos quedamos muy tranquilos viéndolos ahí, sin que nada, ni nadie , pueda hacerles daño, como para preocuparnos, porque no salgan demasiado. Pero todo tiene matizaciones; la primera, la presunta seguridad de la calle, que, después, de la muerte de Mari Luz, la desaparición de Madeleine y de Jeremi, los padres nos hemos quedado como muertos por dentro, temerosos y asustados, de que cualquier engendro, con forma humana, quiera arrebatarnos lo que mas queremos, disfrazado de lo que sea, ayudado por la impunidad de una tarde de parque y unos niños poco vigilados

A mi, sinceramente, en educación, me gusta la seguridad ante todo, y mientras las calles se conviertan, solo sea caer la noche, en gente que va ebria, con ganas locas de juerga y los coches a todo meter, no me parece que sea el espacio óptimo para estar en medio un menor, que sea hijo mío. Pero, no obstante, reconozco que los críos necesitan su libertad, su espacio y su autonomía. No quiero que caigan en el mal japonés de construir su propio mundo en su habitación, tan a gusto con sus dotaciones de televisión en su cuarto, equipos de música, ordenadores e Internet por wi-fi", que terminan acostumbrándose al rooming, la patología por la cual el niño se enclaustra en su habitación todo el tiempo que puede, hasta el punto de merendar y cenar allí

.Yo recuerdo que cuando mis hijos mayores eran pequeños, me decían que iban al colegio a jugar y no es mala la idea, la de consolidar relaciones y hacerlas más provechosas con el propio centro escolar y los amigos de él, con las clases extraescolares, con las que se fomenta la creatividad, el deporte y las relaciones sociales, tanto de padres como de hijos. Tampoco es mala, sino todo lo contrario, la opción de traerse amigos a jugar a casa y compartir con ellos la merienda o el almuerzo, con la excusa de hacer algunos deberes y después ponerse a jugar .Ni mucho menos encontrarse en una parque cercano y cambiar pelotazos entre el césped mullido

El problema principal es que ahora todos los padres trabajamos y necesitamos tiempo para los críos, tiempo que nos lo devuelven a raudales, fortaleciendo la relación ,ensanchado lazos afectivos y humanos, pero que no siempre es fácil de sacar de donde no hay. Por ello hay que dosificar bien la educación, para que nos dé para todo, hay que prepararlos para cabalgar solos por la vida, para protegerse de los depredadores humanos, para que sean independientes y equilibrados, para que no nos necesiten, pero nos echen en falta… y esto es tan difícil, como dejarlos marchar solos al colegio, el primer día, esperándolos cada vez más lejos, hasta que vayan definitivamente solos. Mandarlos a compras cercanas , otro día, darles cada vez más confianza y mas libertad, hasta que en la adolescencia, que siempre está a la vuelta de la esquina, empiecen a salir con sus amigos y amigas, perdiéndoles el rumbo y causándonos pavor.

Debemos formarles bien ,antes de que suceda esto, debemos ayudarles a combatir los males, a identificar en lo posible quién puede hacerle daño, para que tengan seguridad en si mismos y en su valer, en su fuerza de persona, que se está haciendo ,paso a paso, como el buen café

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