
A la Antártida se le
están perforando sus entrañas más secretas, no por afanes científicos, como se pretende,
sino por los de siempre, intentar expandir nuestra miseria, un poco más lejos.
Hay en Júpiter una luna llamada Europa, que se asimila en sus condiciones climatológicas a las de la Antártida,
de la que se cree puede albergar vida, debajo de kilómetros de bloques de
hielo. No es una chaladura, que si fuera, los rusos , que han sido los primeros
en desflorar el gigantesco himen gélido, no se hubieran gastado los rublos en
eso, porque si investigan, ya verán, que el mismísimo Darwin , se hizo eco en
una de sus publicaciones de que podía existir vida , en circunstancias muy
diferentes a las dadas en nuestro planeta, por ejemplo en agua líquida ,
sepultada, bajo enormes bloques de hielo, como es éste el caso. Es
curioso-si se paran ustedes a pensar- como unos vamos pasito a pasito ,
dejándonos la piel en nimiedades , como llegar a fin de mes o que los críos
estén bien atendidos , para que sean personas válidas para la sociedad , y
otros , en cambio, miran a las estrellas, al infinito. Ciertamente no estoy muy
segura de para qué miran tanto para no ver nada, porque si me ofusco me retufa
tanta ciencia y tanto gastar en cosas que nos quedan tan lejos y me viene a la
mente la fotografía de Alejandro, un perro enorme amarronado, chiclanero, de
cara alargada y hocico compungido, que fue apaleado hasta casi morir, entuertado,
doblado y casi hundido. Es Alejandro, un ejemplo claro de que esta especie
nuestra –a buen seguro- no fue la elegida, por lo que no creo que haga otra
cosa- en otros mundos -mejor que la basura que hemos hecho en éste, tan nuestro.
Una amiga mía de cuando estudiaba en la UNED, Maribel, me preguntaba por qué
creía en la existencia de vida ajena a nosotros cuando nunca los habíamos visto
y yo le endosaba lo que siempre- hasta hoy – he pensado del tema… que tendrían
que estar muy locos, esa gente tan avanzada y pacífica- porque aún no nos han
atacado y dado el factible poderío que tendrían para hacerlo , pues nos habían encontrado
en el sinfín del universo, que efectivamente lo podrían hacer cuando quisieran-
para cruzarse en nuestro camino, monos locos que solo hacemos matarnos entre nosotros,
eliminar todo lo que se mueva y comérnoslo y que hemos encontrado un
maravilloso planeta , para hacer de él una amalgama de desigualdades, barbaries
y villanías. Alejandro, que vio tantas estrellas cuando el animal humano lo
apaleaba, intentando matarlo, no cree en los extraterrestres, pero sí en la
protectora de Rota y en los humanos que lo han acogido y en los que le han
velado para que pudiera volver, no a sonreír , que eso es de monos ,
aterrorizados, sino a mover la cola, que es la forma que teníamos nosotros -
antes, cuando la poseíamos- de hacer ver que las cosas iban bien , cuando en
este planeta , aún se pensaba en positivo.
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