
Mas o menos es lo que podremos ver cualquier día como titular de una
noticia en prensa ,si seguimos conociendo sentencias de la del tipo de la madre
que pegó un cachete a su hijo
Que conste ante todo que jamás he estado de acuerdo con la violencia física
ni en personas, ni en animales, menos aún en desfavorecidos o víctimas
propiciatorias por su propia indefensión, pero nuestra legislación en cuanto
menores no me dejaran de reconocer que es para tirarse de los pelos, porque si
en este caso el que hubiera dado el cachetazo o
incluso una paliza- pongámonos en los peor- hubiera sido uno de los
compañeros del menor, al agresor no le hubiera pasado nada
El colegio que denunció a la madre actuó como debemos actuar todos, vigilantes
ante la certeza, pues había moratones por la agresión, pero como les digo si se
hubieran producido en el curso de una agresión entre compañeros, el agresor,
como mucho, lo que hubiera recibido habría sido una reprimenda de los
profesores u orientador , la llamada de atención a sus padres y si la cosa se
hubiera salido de madre, o fuera reiterativa ,expulsión por unos días del
centro escolar. También expulsión de la vida de su hijo es a lo que han
condenado a esta madre, pero de un año, y de 500 metros , lo que en el
pequeño pueblo donde viven puede significar tranquilamente dejar de verse
totalmente madre e hijo y solamente por lo que en caso de producirse entre
menores no pasaría de ser un mero accidente, que los profesores y los actuantes
de la ley zanjarían rápidamente
En nuestra moderna sociedad confundimos libertad con libertinaje, se pasa
absolutamente de todo y de los padres lo primero
Como les decía nunca estaré de acuerdo en que se use la violencia y menos
con los propios hijos, a los que deberíamos precisamente apartar de ella, pero
tampoco estoy de acuerdo en que chavales de poco mas de diez años nos toreen
sin plaza, ni traje de luces, nos obliguen a aceptar que harán lo que les venga
en gana y encima le tendremos que aplaudir la faena con entusiasmo
Yo soy partidaria de la razón y del razonamiento, me gusta debatir hasta la
saciedad y les aseguro que la medida les cansa mas que un cachete, porque son
pesados, pero no mas que nosotros y obstinados , pero no tanto como quien se
levanta día a día para sacar a su familia del mal bache que es la vida y se
machaca para llegar a fin de mes
Jamás nos vencerán convenciéndonos de que ellos tienen las riendas y la solución
a los conflictos, porque con diez, con doce o con catorce años, no son
sabedores mas que de la nada y la mitad del absurdo
Además si el dialogo, la reiteración o la pesadez de repetirles las cosas-
una y otra vez- no hace doblar la obstinación de los adolescente, siempre nos
queda lo mas clásico, que nunca falla, no los cachetes, sino los castigos y los
nones, no a todo lo que te guste ,a la paga, a las salidas, a los amigos y a tumbarse
a la bartola a jugar a la play, porque si no les damos hábitos y normas, para
cumplir, ellos se las buscarán medrando con los amigos, perdiendo el tiempo
lastimosamente, en vez de labrarse un futuro ,del que después, con toda la desfachatez de la memoria mas desleal, dirán que es culpa
nuestra y de nuestra permisividad más extrema, porque ellos al fin y al cabo “
no eran mas que niños a los que debíamos educar”
Por eso esta madre, que recurrirá la sentencia, nunca debió haber
levantado la mano contra su hijo, sino que debió haberle educado bien, y si no quería
estudiar haberle enseñado lo que pasa cuando no se tiene dinero, cuando nos
hacemos mayores y no nos contratan porque no tenemos preparación y nuestra
familia se muere de necesidad, cuando todo el mundo prospera y nosotros nos
vemos abocados al fracaso, porque no quisimos estudiar, porque a un niño tonto
y rebelde no le hace nada una cachetada, sino educación pura y dura, bocadillos
de libros e implicación de los padres ,el mucho hablar con ellos y decirle lo
dura que es la vida y los bocados que da
Así es querida escritora, ahora no se puede estornudar delante de un niño, tampoco a mi me gusta la violencia, la odio, pero a veces un cachete a tiempo vale más que mil palabras, y creo que es necesario para poder decir aquello que necesita oír un niño, sobre todo que no crezca torcido, desgraciadamente nos encontramos en la hora actual, sin voz ni voto.
ResponderEliminarMe ha encantado esta entrada, muy sabia.
pasare de nuevo por aquí
gracias, Higorca
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