lunes, 14 de noviembre de 2011

El día más amargo de Carola

Cuando el Vaporcito embestía las inmediaciones del muelle de Cádiz, lo mismo creía que le dejarían tranquilo. Claro que pensó en la muerte digna y en el testamento vital, pero como no tenía muchos pasajeros que fueran abogados, porque esos se iban en el marítimo de Comes para llegar tempranito al trabajo, no pudo preguntárselo y creyó, ¡pobre de él!, que si la cabezonada era buena , lo mismo iba derecho al cielo de los pasodobles , que le mentaban.

No creo que esté en el cielo , Candela Sol , argentina y de once años , que fue secuestrada, vejada y matada, como perra rabiosa, siendo el peor día de su madre Carola, no hace diez , cuando se le perdió de su vida, sino ayer , cuando la encontraron muerta.

La niña de once meses que el rumano arrojó al río , vagará entre las sombras de lo que pudo ser y no fue, mientras él se dispensa a gusto entre barrotes y celdas, ¡vaya castigo!, que reducirá penas por trabajo, porque dirá algún sicólogo social que es un inadaptado y que hay que darle las mil oportunidades que la niña no tuvo , cuando solo es otro de los miserables , que hacen de la vida de los demás , una basura.

No sabía el Vaporcito que pertenecía a alguien que lo iba a reflotar y poner a trabajar de nuevo, porque no conocía a ninguno de los de amnistía o derechos humanos y porque los abogados de UGT y de comisiones, ya se han hecho contratados y miran más por cosas tangibles , que por pobres vapores, que quieren quitarse la vida.

Es verdad que da cosita ver los comercios vacios, la gente costándole gastarse un euro y los guiris, que eran agua de mayo, con la pulserita que dice, en perfecto inglés ”no vas a sacar nada, comerciante fenicio, porque en el barco lo tengo todo en barra”.

No entiende el Vaporcito de atascos, ni de obras estivales que cierran calles del casco antiguo y que hacen de Cádiz escenario perfecto para una película de Pepe Gotera , con camiones que descargan arena en mitad de la calzada, porque los locales, de uniforme y gorrilla , andan con comprobaciones de taxímetros y coches mal aparcados.

Lo mismo por eso el Vaporcito ha intentado abrirse la mollera, lo mismo porque no le gusta la crisis , ni los cambios, “que son buenos, hombre”, le dirá su armador, para darle coba y que vea el reflotamiento como una nueva esperanza de vida, “más guapo que te vamos aponer , hombre”. Pero él no lo cree, porque como Cádiz mismo es chancletero y no entiende el lenguaje de los poderoso, ya saben , demasiados paseos gratis de comparsas y coros cantándole en sus entrañas , demasiados finitos derramados en su cubierta como para que no le impregnaran por entero, demasiados atardeceres cayendo esa noche como si fuera bendita en gloria, como para que no se atonte y vea el mar como lejano y se sienta poeta, que de esos- en Cádiz -abundan, como los caracoles tras la lluvia.

Y será seguramente la lluvia , ésta redicha, que nos cae en la cabeza, por lo que se intentó estrellar y creyó que lo conseguía, será por eso o porque hay muchos calañeros sueltos que matan niñas, aún sin despuntar los pechos, que da igual la nacionalidad , porque son primitivos y con destino a la extinción forzosa , como los dinosaurios y los cromañones, que no cabemos, no con la crisis, sino con la humanidad y los derechos humanos en regla y ya hay muchos que se nos seca la boca y se nos agría la esperanza.

Las cosas en las que creía el Vaporcito, lo mismo las pierde con los cambios y se vuelve levantisco, altivo y regatista, que no sé si al ser reflotado seguirá pancero, dicharachero y portuense, que es lo que hay , que le gusta dormir entre las ratas del río Guadalete, que vieron a Juan de la Cosa levantarse las calzas para irse a las Américas, “¡jodidas ratas!”, ha dicho siempre el Vaporcito, mascullando entre tablas, viéndolas hacer cabriolas entre las piedras rancias, al compas de sus caderas , “¡vaya humos que se gastan!”.



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